El Clima Político: ¿Cómo Llegamos a la Elección Más Grande de la Historia?

Para entender lo que pasó el 2 de junio de 2024, tenemos que mirar un poco hacia atrás. El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador marcó un antes y un después, y esta elección fue vista por muchos como una evaluación de su proyecto, la llamada "Cuarta Transformación". Con una popularidad muy alta hasta el final, el presidente fue una figura central en toda la campaña, nos guste o no. Por un lado, la coalición oficialista "Sigamos Haciendo Historia" (Morena, PT y Verde) postuló a Claudia Sheinbaum, una figura de su total confianza. Por el otro, la alianza opositora "Fuerza y Corazón por México", que unió a partidos que antes eran rivales (PAN, PRI y PRD), lanzó a Xóchitl Gálvez. Y como una tercera opción, Movimiento Ciudadano postuló a Jorge Álvarez Máynez. Este fue el tablero de juego para una de las elecciones más observadas en nuestra historia reciente.

El Día de la Elección: Una Verdadera Fiesta Cívica

La magnitud de esta elección fue algo que, francamente, impresiona. El domingo 2 de junio, más de 98 millones de ciudadanos fuimos llamados a votar por más de 20,000 cargos. Piénsenlo, no solo era la Presidencia. Estaban en juego las 500 curules de la Cámara de Diputados y los 128 escaños del Senado. Además, se eligieron gobernadores en nueve estados clave, incluyendo la Ciudad de México. He visto muchas jornadas electorales, y les puedo decir que organizar algo de esta escala es una proeza logística. El Instituto Nacional Electoral (INE) hizo un trabajo titánico para que todos pudiéramos votar. La jornada, en general, fue pacífica y con muchísima gente en las calles. Desde temprano se veían largas filas, un reflejo del interés de la gente por participar. A pesar de algunos incidentes aislados, que nunca faltan, el proceso fue limpio y los resultados fluyeron con rapidez y certeza gracias a los sistemas del INE. Fue, en pocas palabras, la democracia en acción.

El Eterno Debate de la Segunda Vuelta: ¿Por Qué se Habla Tanto de Ella?

Durante la campaña, como ocurre a menudo, resurgió el tema de la segunda vuelta electoral. En México, el sistema es simple: quien tiene más votos, gana, así sea por uno solo. Esto ha provocado que en el pasado tuviéramos presidentes con un apoyo popular por debajo del 40%, lo que siempre genera dudas sobre su fuerza para gobernar. Por eso, muchos analistas y políticos insisten en que una segunda vuelta sería buena idea. La lógica es que obligaría al ganador a conseguir más del 50% de los votos, ya sea en la primera ronda o en una segunda entre los dos punteros, lo que le daría un mandato más sólido. Quienes se oponen dicen que costaría más dinero, generaría incertidumbre por más tiempo y no garantiza la estabilidad. En esta ocasión, la discusión quedó un poco de lado porque Claudia Sheinbaum ganó con casi el 60% de los votos, un margen que no deja lugar a dudas. Sin embargo, no se sorprendan si escuchan de nuevo esta propuesta en futuras reformas electorales; es un debate que sigue muy vivo en la política nacional.

Imagen del interior de la Cámara de Diputados o el Senado de México, representando el poder legislativo del gobierno mexicano.

Análisis de Resultados: Presidencia, Congreso y Estados

Los resultados de la votación cambiaron el balance de poder en México de una forma que no veíamos en décadas. Claudia Sheinbaum Pardo ganó la presidencia con una cantidad impresionante de votos: 35.9 millones, casi el 60% del total. Este resultado no solo la hace la primera presidenta de México, sino que le da el respaldo popular más grande para un mandatario en la historia moderna del país. Xóchitl Gálvez quedó en un lejano segundo lugar con el 27.45%, y Jorge Álvarez Máynez obtuvo un meritorio 10.32%, conectando bien con el electorado joven. El mapa del país se pintó casi por completo del color de Morena, ganando en 31 de los 32 estados, lo que demuestra un apoyo muy extendido. Es imposible no ver aquí un claro refrendo al proyecto del presidente López Obrador.

Pero lo más trascendente, y aquí quiero que pongan atención, fue el resultado en el Congreso. La coalición de gobierno consiguió la "mayoría calificada" en la Cámara de Diputados (que son dos terceras partes) y se quedó a muy poco de lograrla en el Senado. ¿Qué significa esto en español simple? Que el nuevo gobierno tiene el poder para cambiar la Constitución sin necesidad de negociar con la oposición. Esto es la llave para el famoso "Plan C", el paquete de reformas que propuso AMLO. La más sonada es la del Poder Judicial, que busca que los jueces y ministros de la Suprema Corte sean elegidos por voto ciudadano. Otras reformas buscan eliminar organismos autónomos y consolidar programas sociales. Quienes apoyan estas medidas dicen que es para limpiar la corrupción y darle más poder al pueblo. Los críticos, sin embargo, advierten que podría concentrar demasiado poder en la presidencia y debilitar los contrapesos, que son vitales para cualquier democracia sana.

A nivel estatal, la tendencia fue la misma. De las nueve gubernaturas en juego, Morena y sus aliados ganaron siete, incluyendo la importantísima Ciudad de México y arrebatándole Yucatán al PAN, un golpe simbólico. La oposición solo pudo mantener Jalisco, con Movimiento Ciudadano, y Guanajuato, con el PAN. Con esto, Morena gobernará en 24 de los 32 estados, lo que facilita enormemente la coordinación de políticas públicas desde el gobierno federal. El día de la elección, por tanto, no solo cambió quién despacha en Palacio Nacional, sino que redibujó el poder en casi todo el territorio mexicano.

El Nuevo Gobierno: Retos y Oportunidades Clave para México

Ahora, con los resultados en la mano, el nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum enfrenta un escenario lleno de retos enormes, pero también de oportunidades únicas. El mandato que le dieron los ciudadanos es muy claro y le da una gran legitimidad para iniciar los cambios que prometió. La principal oportunidad, como ya hemos platicado, es ese control casi total del Congreso, que le permitirá impulsar sus reformas constitucionales. Además de la continuidad del proyecto político, que facilita una transición ordenada, la nueva presidenta ha hablado de aprovechar el fenómeno del 'nearshoring' para atraer inversiones y fortalecer la economía. Desde mi punto de vista, si se gestiona bien, esto podría ser un motor de crecimiento importante.

Sin embargo, los desafíos que hereda no son menores. La seguridad sigue siendo la principal deuda con los mexicanos. Aunque algunas cifras han mejorado, la violencia del crimen organizado es una realidad que duele en muchas partes del país. El nuevo gobierno tiene la obligación de ajustar la estrategia para que la gente se sienta más segura. Otro reto gigante es la economía familiar y las finanzas del gobierno. Mantener los programas sociales, que son muy costosos, y al mismo tiempo la salud de las finanzas públicas sin subir impuestos, va a requerir de una gran habilidad. A esto hay que sumarle problemas estructurales como la crisis del agua y la necesidad de modernizar nuestro sistema de salud. Y por si fuera poco, la relación con Estados Unidos, nuestro principal socio, siempre es un tema delicado que requerirá de mucha diplomacia.

La reacción inicial de los mercados financieros fue de nerviosismo. El peso perdió valor frente al dólar por la incertidumbre que genera la posibilidad de que se aprueben reformas sin un debate amplio y se debiliten los contrapesos institucionales. Por su parte, la oposición política está en una crisis profunda. La alianza no funcionó y sus partidos necesitan reinventarse si quieren ser una alternativa real en el futuro. Créanme, una democracia fuerte necesita una oposición fuerte. El futuro del país dependerá de cómo el nuevo gobierno use ese inmenso poder: si lo hace para dialogar e incluir a quienes piensan distinto, o si opta por un camino más autoritario. La tarea es monumental: transformar ese poder electoral en bienestar para la gente. La manera en que la administración de Sheinbaum afronte estos retos definirá el legado de una elección que, sin duda, ya pasó a los libros de historia de México. Para quien guste de profundizar en los aspectos legales y los decretos del gobierno, la fuente oficial es siempre el Diario Oficial de la Federación, una herramienta útil para el ciudadano informado.