Tabla de Contenido
- ¿Qué es el Estado Social y por qué es importante para ti?
- La base legal en México: Más que simples palabras en un papel
- El equipo del bienestar: ¿Cómo funciona el gobierno para apoyarte?
- Los retos que enfrentamos: Sostenibilidad, eficacia y el futuro del bienestar
¿Qué es el Estado Social y por qué es importante para ti?
Permíteme contarte algo. El concepto de Estado Social no es solo un término de libros de política. Nació de una idea muy simple y poderosa que he visto evolucionar a lo largo de mi carrera: la verdadera libertad es difícil de alcanzar si tienes el estómago vacío, no tienes acceso a un médico o tus hijos no pueden ir a la escuela. El viejo modelo de gobierno se limitaba a proteger nuestras libertades básicas, pero dejaba que cada quien se las arreglara como pudiera en lo económico. El Estado Social es la respuesta a eso. Es el compromiso del gobierno de intervenir para que todos tengamos un piso mínimo de bienestar. Surgió en Europa, después de crisis terribles, con una lección clara: una sociedad no puede avanzar si deja a una gran parte de su gente atrás. El gobierno debe actuar para nivelar un poco la cancha.
Esta idea se resume en una frase que parece compleja, pero no lo es: estado social y democrático de derecho. Desglosemos: 'de Derecho' significa que nadie, ni el propio gobierno, está por encima de la ley. 'Democrático', que el poder viene de nosotros, los ciudadanos. Y la palabra clave, 'Social', es la que le da al gobierno la tarea de trabajar activamente por la justicia social. No se trata de caridad, sino de garantizar derechos. Por eso existen la educación y la salud públicas, los apoyos a la vivienda o las pensiones. Son derechos que puedes y debes exigir.
En México, esta idea no es nueva. Nuestra Constitución de 1917 fue de las primeras en el mundo en hablar de derechos sociales, como el derecho a la educación o al trabajo digno. Con los años, y sobre todo con la reforma de derechos humanos de 2011, este compromiso se ha hecho más fuerte. Ahora, los jueces pueden obligar al gobierno a cumplir con estos derechos, lo que los convierte en algo mucho más tangible para la gente. El gobierno, por tanto, tiene la misión de ser el principal motor para que este bienestar llegue a tu vida diaria.
Para entender mejor nuestro modelo, es útil compararlo con el de nuestro vecino. La ayuda social en Estados Unidos funciona de manera diferente. Allá, muchos programas, como los cupones para alimentos (SNAP) o la asistencia económica, son para quienes demuestran que viven en pobreza. Es más una red de seguridad para los que caen. En México, aunque también hay programas focalizados, la filosofía del Estado Social nos empuja hacia la universalidad, es decir, que ciertos derechos como la salud o una pensión en la vejez sean para todos, por el simple hecho de ser mexicanos. Ningún sistema es perfecto, y ambos países enfrentan grandes desafíos, pero esta diferencia de enfoque define por completo el tipo de sociedad que buscamos construir y la responsabilidad que le exigimos a nuestro gobierno democrático.

El equipo del bienestar: ¿Cómo funciona el gobierno para apoyarte?
Que el Estado Social sea una realidad depende de una maquinaria bien aceitada dentro del gobierno. Piensa en ello como un gran equipo con distintos jugadores, cada uno con una función clave. El Poder Ejecutivo, encabezado por la Presidencia, es como el director técnico: diseña la estrategia de política social. La jugadora estrella de este equipo es la Secretaría de Bienestar. He tenido la oportunidad de colaborar con funcionarios de esta y otras dependencias, y su labor es traducir los planes en acciones concretas. Ellos administran los programas que muchos conocemos, como la Pensión para Adultos Mayores, las becas para estudiantes o Sembrando Vida. Son la cara del gobierno que busca llegar directamente a las comunidades.
Pero el Presidente y sus secretarios no juegan solos. El Poder Legislativo, es decir, los diputados y senadores, son como los dueños del equipo que deciden el presupuesto. Cada año, en la Cámara de Diputados se da una de las discusiones más importantes: cómo se va a repartir el dinero de todos los mexicanos. Ahí se decide cuánto se invertirá en salud, educación y programas sociales. Además, ellos crean las leyes que dan el soporte legal a toda esta estructura y vigilan que el Ejecutivo haga bien su trabajo, pidiendo cuentas a los secretarios. Su papel es fundamental para que el Estado Social de derecho tenga legitimidad y los recursos para operar.
Finalmente, tenemos al Poder Judicial, con la Suprema Corte como árbitro principal. En los últimos años, su rol se ha vuelto crucial. A través de sus sentencias, los jueces se han convertido en defensores de los derechos sociales. He visto casos en los que un ciudadano, a través de un juicio de amparo, ha logrado que el sistema de salud le proporcione un medicamento costoso que le negaban. Esto es el Estado Social en acción: un derecho que estaba en el papel se convierte en una realidad gracias a una orden judicial. Esto asegura que la obligación del gobierno judicial no sea solo una promesa, sino un mandato que debe cumplir.
Al mirar de nuevo a Estados Unidos, vemos que su 'equipo' está organizado de otra forma. La ayuda social en estados unidos depende mucho de los gobiernos de cada estado. Aunque hay agencias federales, programas clave como Medicaid (salud) o TANF (asistencia económica) son administrados a nivel estatal, y las reglas pueden cambiar drásticamente de California a Texas. Esto genera un mapa de bienestar muy desigual. En México, los grandes programas sociales suelen ser federales, con las mismas reglas para todos, buscando precisamente evitar esa desigualdad territorial. Comparar los programas sociales en estados unidos nos da perspectiva. Nos permite ver otras formas de hacer las cosas y aprender de ellas para fortalecer nuestro propio modelo, que busca un piso parejo de derechos para todos, sin importar en qué parte del país vivas.
Los retos que enfrentamos: Sostenibilidad, eficacia y el futuro del bienestar
Ahora, seamos honestos. Construir y mantener un Estado Social es una tarea monumental y enfrenta desafíos que a veces parecen montañas. El primero, y el que más quita el sueño a los que nos dedicamos a esto, es el dinero. La sostenibilidad fiscal. Programas como las pensiones universales son un compromiso financiero enorme. ¿Cómo pagamos la cuenta a largo plazo, sobre todo cuando la población envejece y hay más adultos mayores? Este es el gran debate: cómo ser socialmente responsables sin quebrar las finanzas del país. Es un equilibrio delicado, pilar de un estado social y democrático de derecho funcional.
Otro reto que vemos todos los días es la implementación. La eficacia. De nada sirve tener programas con mucho presupuesto si el dinero se pierde en burocracia, o peor, en corrupción, o si se usa con fines políticos. Es vital que los apoyos lleguen a quien de verdad los necesita, de forma transparente y sin intermediarios. Por eso, esfuerzos como la digitalización y la creación de un padrón único de beneficiarios son tan importantes. La transparencia es clave, y por ley, las reglas de operación de los programas deben ser públicas. Cualquiera puede consultarlas en sitios como el Diario Oficial de la Federación, y esa es una herramienta ciudadana muy poderosa.
Mirando hacia adelante, el Estado Social tiene que seguir evolucionando. Ya se discuten en el mundo ideas como la Renta Básica Universal, un pago fijo para todos los ciudadanos. También es indispensable integrar mejor el enfoque de género y valorar el trabajo de cuidado que realizan mayoritariamente las mujeres. La tecnología es una gran aliada, pero también puede crear una nueva forma de exclusión, la brecha digital, que debemos atender.
La experiencia de la ayuda social en estados unidos también nos enseña sobre los desafíos. Allá, la gente se enfrenta a sistemas muy complejos para pedir ayuda, y a veces, por ganar un poco más de dinero, pierden por completo un beneficio importante. Además, la polarización política pone en riesgo constante la existencia de estos programas. A diferencia de nuestro ideal de derechos universales, las ayudas sociales en estados unidos a menudo se sienten como una concesión y no como un derecho. Estudiar los aciertos y fracasos de los programas sociales en estados unidos no es para copiar, sino para aprender. Nos ayuda a pensar en cómo diseñar políticas más justas, eficientes y sostenibles, para que el gobierno en México pueda cumplir, de verdad, su promesa de bienestar para todas y todos.
Recursos multimedia relacionados: