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El Imperativo de la Innovación en el Gobierno Mexicano: Hacia una Secretaría de Innovación Estratégica

En el gobierno, como en la vida, quedarse quieto es retroceder. Hoy, la capacidad de un país para innovar define directamente la calidad de vida de sus ciudadanos. Ya no hablamos de un lujo, sino de una herramienta indispensable para resolver los grandes problemas que nos aquejan: la desigualdad, la inseguridad o la burocracia interminable. Para México, una nación llena de potencial pero con retos históricos, articular una política de Estado que ponga la innovación al centro es fundamental. La creación de una Secretaría de Innovación sería el paso lógico para coordinar los esfuerzos que hoy se sienten como islas separadas, y convertir a la administración pública en un verdadero motor de desarrollo.

Actualmente, tenemos piezas valiosas pero desarticuladas. El Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (CONAHCYT) ha sido el pilar de la política científica, promoviendo la investigación y formando talento. Sin embargo, su enfoque ha sido tradicionalmente más académico. Por otro lado, hemos tenido intentos como la Estrategia Digital Nacional, que buscaba modernizar los servicios del gobierno. A pesar de las buenas intenciones, la falta de una entidad con el peso y el presupuesto de una secretaría ha limitado el impacto de estas iniciativas. He visto de primera mano cómo grandes proyectos pierden impulso por falta de coordinación. Una Secretaría de Innovación no busca crear más burocracia, sino poner orden y dar una dirección clara, integrando la agenda científica con la transformación digital y la mejora de los servicios públicos.

Mandato y Funciones de una Secretaría de Innovación en México

Imaginar una futura Secretaría de Innovación en México es pensar en una entidad con un propósito claro y práctico. No se trata de reemplazar al CONAHCYT, sino de elevar la innovación a un nivel estratégico, asegurando que todos remen en la misma dirección. Sus tareas clave serían:

  • Poner orden en casa (Coordinación Intersecretarial): Ser el punto de encuentro para que las secretarías de Salud, Educación, Economía, etc., no dupliquen esfuerzos y trabajen juntas en proyectos de innovación.
  • Adiós a las filas (Transformación Digital del Gobierno): Liderar la digitalización de trámites y servicios para que como ciudadanos podamos hacer todo desde el celular, de forma segura y sencilla, a través de una identidad digital única.
  • Gobierno con paredes de cristal (Datos y Gobierno Abierto): Impulsar que la información del gobierno sea pública y fácil de entender, fomentando la transparencia y permitiendo que los ciudadanos participemos más y mejor.
  • Impulsar el talento mexicano (Fomento del Ecosistema): Colaborar con empresas, universidades y emprendedores para que la innovación florezca en todo el país, apoyando a quienes crean soluciones tecnológicas para problemas públicos (GovTech).
  • Proteger lo nuestro (Soberanía Tecnológica y Ciberseguridad): Desarrollar capacidades propias en áreas como inteligencia artificial y proteger nuestra infraestructura digital de ataques y dependencias externas.

Para no empezar de cero, podemos ver qué funciona en otros lados. En Argentina, la secretaría de innovación pública se encarga de modernizar el Estado desde el corazón del gobierno, coordinando a todos los ministerios. A nivel local, la secretaría de innovación y transformación digital de Buenos Aires es un ejemplo fantástico de cómo la tecnología puede resolver problemas cotidianos, con herramientas como su asistente virtual Boti. Estos casos nos enseñan una lección valiosa: la innovación no es sobre tecnología, es sobre servir mejor a las personas.

Integrando Ciencia, Tecnología y Educación Superior

Cualquier estrategia de innovación seria necesita de una base sólida: el conocimiento. Por eso, la conexión entre la ciencia, la tecnología y la formación de talento es crucial. Miremos a Ecuador, donde crearon una secretaría que une educación superior, ciencia, tecnología e innovación (SENESCYT). Su idea es asegurar que lo que se investiga en los laboratorios y se enseña en las aulas responda a las necesidades reales del país. Aunque copiar ese modelo en México sería complejo por nuestra estructura actual, el principio es oro puro: la innovación necesita de gente preparada. Una nueva secretaría debería trabajar codo a codo con la SEP y las universidades para actualizar los planes de estudio, promover carreras científicas y tecnológicas, y capacitar a los propios servidores públicos. En este camino, el papel del Congreso, con diputados y senadores, es indispensable. Ellos tendrían que aprobar las leyes y los presupuestos para que esta visión se convierta en una política de Estado sólida, que trascienda sexenios y beneficie a México en el largo plazo.

Representación de la transformación digital en el gobierno de México, con ciudadanos interactuando con servicios digitales.

Lecciones de América Latina: Modelos de Innovación Pública en Argentina y Ecuador

Para construir una Secretaría de Innovación que realmente funcione en México, es inteligente mirar hacia nuestros vecinos. No para copiar, sino para aprender. Las experiencias de Argentina y Ecuador son un espejo muy útil que nos muestra caminos, atajos y también posibles tropiezos en el esfuerzo por modernizar el Estado. Ambos países han buscado usar la tecnología para mejorar la vida de su gente, y de sus historias podemos sacar lecciones muy valiosas.

El Modelo Argentino: Coordinación Central y Agilidad Local

Argentina nos ofrece un doble aprendizaje. A nivel nacional, su secretaría de innovación pública ha sido el motor de la modernización. Al depender directamente de la Jefatura de Gabinete de Ministros (el equivalente a la Oficina de la Presidencia en México), tiene la autoridad para coordinar a los demás ministerios y romper con la burocracia tradicional. Gracias a esto, han impulsado plataformas nacionales de trámites digitales y políticas de gobierno abierto. La lección para México es contundente: para que una secretaría de este tipo tenga impacto real, debe nacer con un fuerte respaldo político y un presupuesto que le permita pensar a largo plazo, sin estar sujeta a los vaivenes políticos o económicos de cada año.

Pero quizás lo más inspirador de Argentina está en lo local. La secretaría de innovación y transformación digital de la Ciudad de Buenos Aires se ha ganado el aplauso de toda la región. ¿Su secreto? En lugar de grandes planes teóricos, se han enfocado en resolver problemas reales de la gente con agilidad. Proyectos como 'Boti', el chatbot de WhatsApp que responde miles de dudas ciudadanas al día, o su sistema de identidad digital, demuestran cómo la innovación puede sentirse en el bolsillo y en el tiempo de las personas. Este enfoque, centrado 100% en el ciudadano, nos enseña que a veces es mejor empezar con soluciones pequeñas y visibles que demuestren el valor de la tecnología. En México, podríamos replicar esto creando 'laboratorios de innovación cívica' dentro del gobierno, dedicados a experimentar y entregar resultados rápidos.

El Enfoque Integral de Ecuador: uniendo educación y ciencia

Ecuador tomó un camino diferente, pero igual de interesante. Al crear una sola secretaría para la educación superior, ciencia, tecnología e innovación (SENESCYT), buscaron alinear todo el sistema de conocimiento del país. La lógica es simple y poderosa: no puedes ser un país innovador si tus universidades no forman el talento que necesitas, o si tus científicos investigan temas desconectados de tus prioridades nacionales. Este modelo les permite, por ejemplo, dirigir las becas de posgrado hacia áreas estratégicas o crear carreras técnicas que respondan a la demanda de la industria.

Claro, un modelo tan centralizado también tiene sus riesgos, como una posible burocratización excesiva o una reducción de la autonomía universitaria. Para México, con nuestra tradición de universidades autónomas, replicar el modelo ecuatoriano al pie de la letra sería inviable. Sin embargo, podemos adoptar su espíritu de colaboración. Una futura Secretaría de Innovación en México debe establecer puentes sólidos y permanentes con la SEP y las universidades. Pensemos en un 'Consejo Nacional para la Innovación y el Talento', donde el gobierno y la academia diseñen juntos el futuro de la formación de capital humano. La palabra clave, y esto lo he aprendido a lo largo de mi carrera, es 'articulación'. Un organismo de innovación moderno no puede ser una isla; debe ser un tejedor de redes que conecte al gobierno, la academia, la industria y la sociedad. Ese es el gran desafío y la oportunidad para nuestro país.

Diseñando el Futuro: Propuesta para una Secretaría de Innovación en el Gobierno de México

Después de analizar nuestra propia realidad y aprender de las experiencias de otros países, podemos trazar un plan concreto para una futura Secretaría de Innovación en México. No se trata de crear más burocracia, sino de diseñar el catalizador de una nueva forma de gobernar: más eficiente, más transparente y, sobre todo, más humana. Este es un boceto de cómo podría funcionar una entidad así, pensada para los desafíos de hoy y de mañana.

Estructura Organizacional y Ubicación Estratégica

Para que tenga el músculo necesario, esta nueva secretaría debería estar en lo más alto de la jerarquía, dependiendo directamente de la Oficina de la Presidencia. Esta posición es clave para que pueda coordinar a las demás dependencias y asegurar que las políticas de innovación se apliquen en todo el gobierno federal. Inspirados en el modelo argentino, su cercanía al poder ejecutivo le daría la fuerza para impulsar cambios reales.

Internamente, la podríamos organizar en áreas enfocadas en resultados:

  1. Subsecretaría de Gobierno Fácil y Eficiente: La responsable de la Estrategia Digital Nacional, de eliminar trámites inútiles y de hacer que todas las plataformas del gobierno (como gob.mx) funcionen de manera sencilla. Su meta: un gobierno sin papel y sin filas.
  2. Subsecretaría de Talento, Ciencia y Tecnología: El puente directo con el CONAHCYT y con el sector educativo. Su misión sería asegurar que la ciencia que se produce en México sirva para resolver nuestros problemas y que estemos formando a los jóvenes en las carreras del futuro, al estilo del enfoque integral de Ecuador.
  3. Subsecretaría de Innovación para la Economía: Estaría enfocada en que la innovación impulse a nuestras industrias clave, desde el campo hasta el turismo y la manufactura. Apoyaría a las empresas que apuestan por la tecnología y conectaría a los emprendedores con las universidades.
  4. Unidad de Gobierno Abierto y Participación Ciudadana: Inspirada en la agilidad del gobierno de Buenos Aires, esta área se encargaría de que la información pública sea accesible para todos y de crear canales para que la voz de los ciudadanos sea escuchada y tomada en cuenta en las decisiones públicas.
  5. Coordinación Nacional de Ciberseguridad: Una agencia especializada en proteger la infraestructura digital del país y los datos de todos los mexicanos, algo cada vez más crítico en el mundo actual.

Hoja de Ruta y Desafíos Políticos

Crear una institución de este calibre es una maratón, no un sprint. Requiere, antes que nada, de voluntad política. He visto muchos proyectos naufragar por falta de consenso. Por eso, el primer paso es construir una visión compartida entre el Presidente, el Congreso, los gobernadores y la sociedad. La innovación no es un gasto, es la mejor inversión en el futuro de México. Los legisladores tendrán un papel protagónico, pues se necesitan reformas a las leyes y un presupuesto adecuado para que esto no quede en el papel.

Uno de los mayores retos siempre es la resistencia al cambio dentro del propio gobierno. Digitalizar procesos o hacer pública la información puede ser visto como una amenaza por quienes prefieren las viejas costumbres. Por ello, la estrategia debe ir acompañada de una capacitación masiva para los servidores públicos y de la creación de una red de 'líderes de innovación' en cada dependencia. Otro desafío es la coordinación con los estados y municipios. Una secretaría nacional debe colaborar, no imponer. Se podría crear un 'Sistema Nacional de Innovación Pública' para compartir buenas prácticas y fijar metas comunes. Finalmente, esta agenda debe ser una política de Estado que perdure más allá de un sexenio. Instituciones como la Suprema Corte tendrán un rol cada vez más importante en proteger nuestros derechos digitales. Para ver dónde estamos parados hoy, se puede consultar el portal de la Secretaría de Economía sobre Innovación. El éxito final se medirá no en apps lanzadas, sino en la capacidad de sembrar una cultura de mejora continua en el Estado, para que el gobierno sea una plataforma que impulse el bienestar y la justicia para todos los mexicanos.